miércoles, 13 de mayo de 2009

Ricardo de la Cierva a la extrema derecha


El "xelebre" Don Ricardo se define política y humanamente en una entrevista a la revista de extrema derecha Acción Chilena:


"Soy un claro anticomunista, antimarxista y antimasónico"

Ricardo de la Cierva, político e historiador español, nacido en Madrid. Tras doctorarse en ciencias químicas y en filosofía y letras en la Universidad Central, fue jefe del Gabinete de Estudios sobre Historia en el ministerio de Información y Turismo, profesor en la Universidad de Madrid y la Escuela Diplomática, director general de Cultura Popular y presidente del Instituto Nacional del Libro Español (1973-74). Representante en Cortes por Murcia, en 1980 fue ministro de Cultura. Se ha distinguido como historiador con obras referidas a la Guerra Civil española -Bibliografía general sobre la guerra de España (1968), Historia de la Guerra Civil Española (1969)- y el general Franco -Francisco Franco, un siglo de España (1973)-. Ha cultivado también el periodismo, dentro del cual ha conseguido el premio Mariano de Cavia (1975).
Usted ha sido un gran investigador sobre la Masonería… ¿cree que hay algún paralelismo entre esta y los grupos de presión homosexuales?
La masonería y la homosexualidad son cosas distintas, hay masones homosexuales, y los hay que no lo son. La homosexualidad es hoy en día una cuestión sacada de quicio, realmente es un problema mínimo en nuestra sociedad pero nos lo quieren hacer tragar; mire usted, a mi no me importa lo más mínimo que el señor Amenazar confiese el día antes de la presentación de su película su homosexualidad, pues muy bien, pero no me importa lo más mínimo, eso ha de ser una cuestión personal y privada, pero los problemas del mundo son otros, respeto todas las posturas aunque no las entienda ni las comparta ni me parezcan algo natural, pero desde luego son dos cosas muy diferentes la homosexualidad y la masonería.
En cuanto a la masonería hoy en día en España aunque está muy quebrantada, sigue teniendo mucho poder sobre todo por las conexiones internacionales. Y está muy quebrantada a nivel social porque sigue siendo vista como algo oscuro y secreto, tiene mucho que ver desde luego el control del régimen de Franco, pero pese a que siguen siendo pocos en número, unos tres mil aproximadamente, su poder no es proporcional a su número. En mis obras yo he tratado de exponer lo que es la masonería, pero no desde el ángulo de los antimasones, lo primero que he pretendido ha sido saber qué dicen los propios masones sobre qué es la masonería, yo tengo amigos masones y he sido invitado a pertenecer a alguna logia, pero me he negado siempre porque desde mis convicciones católicas creo que no son compatibles.
Durante el final del Franquismo y la transición usted se alineó con las posturas aperturistas de la derecha liberal. ¿Cómo valora hoy en día aquel momento histórico?
Yo siempre he defendido al General Franco, y su régimen y los principios del 18 de Julio, pero también era capaz de ver los errores que había dentro y de decírselos al propio Franco, sin embargo los últimos años del régimen hay que reconocer que ni Franco era Franco, estaba muy fuera de juego, había una gran desorientación a todos los niveles, con una izquierda muy crecida, y desde dentro se creó un centrismo viscoso pero necesario, yo llegué a ser ministro con Suárez, pero me temo que aguanté poco porque aquello era una jaula de grillos.


Usted ha sido un testigo privilegiado de la historia contemporánea española…
He sido un testigo excepcional de nuestra historia reciente por cuestiones familiares y por afán personal, yo conocí a José Antonio [Primo de Rivera], a Serrano Suñer, a Franco y a muchos de sus ministros, pero también a republicanos, ministros de Negrín, a Azaña, les traté, he leído sus libros, he tenido muchos de sus papeles, viví la Batalla de Madrid desde dentro y desde fuera, asistí a la caída de Bilbao, estuve en Salamanca en la recepción del general Franco, cuando Pemán cantaba a la cruzada; hablé con Moscardó en San Sebastián cuando todavía era coronel ; traté a Sáinz Rodríguez, a Don Juan, al rey Juan Carlos, he conocido a los hombres de mi tiempo.